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Escribo desde siempre. Sin pretensiones intelectuales, ni locas vanidades de reconocimiento. Alentada por la persona que más amé en el mundo, a quien agradezco y humildemente dedico este blog... a mi madre.-

Bienvenidos

Aquéllos que me conocen me reconocen en lo que escribo, los que no, pueden empezar a hacerlo desde aquí; de cualquier manera ten la gentileza de dejar tu sincera opinión.
Ojalá lo disfruten.-

martes, 29 de diciembre de 2009

YO NO ESCRIBO DE AMOR




Yo no escribo de amor y no me pesa
porque no sé tampoco lo que vale,
he jugado y perdido en esa mesa
apostando ilusiones siderales.

Yo no escribo de amor, me da vergüenza
abrir mi corazón y lo confieso
yo trato de borrar las evidencias
ocultando un amor dentro del pecho.

No sé escribir de amor y sin embargo,
descubro que vivo enamorada,
a veces soy muy tonta, me hago cargo
y otras veces, de amor quedo abrumada.

Yo no escribo de amor, yo no sé hacerlo,
les dejo ese métier a los poetas,
yo sólo escribo en verso lo que siento,
que no es más que cariño de puño y letra.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

LLAMA VERDE





Ese papel que al quemarse, forma una llama tan verde,
como la propia esperanza que tiene de no perderse
entre las llamas más altas de color rojo potente
y entre las brasas ardientes, se consume y enardece.

Ese papel que fue carta perfumada entre tus manos,
que me escribieron temblando un adiós precipitado,
tan apurado mensaje que tardé tanto en leer
y hasta me cuesta entender que no fuera adiós hablado.

Como a un pobre ilusionado que no quisiste ofender
con palabras de mujer, cobardes como la muerte,
enviaste este recado que yo pude retorcer,
para que pudiera arder, un fuego de llama verde.

TENDINITIS





Quizás éste sea mi último poema,
tan pronto y sin aviso se ha parado ante mí
esta maldita duda que me agobia y da pena
de no saber siquiera si lo podré seguir.

Tal vez llegue a contarles de este dolor que siento
por mi brazo derecho que me hace desistir
de encadenar palabras con tantos sentimientos
que a mi mente golpean exigiendo salir.

Laceración maldita, quemadura invisible,
sesgándome la mueca deforme del dolor
que al músculo provoca, un llamado inaudible
de abundante deseo y magra concreción.

Estallando de rabia, sacudo este tormento
y nuevamente estalla en mí con más furor,
este puñal ardiente que se clava en silencio
de mí consigue un grito repleto de rencor.

A este tullido miembro, que a responder se niega,
le ha nacido una sana y ágil extensión
que me tapa la boca, me sofoca y doblega,
pretendiendo robarme toda imaginación.

De mi hombro han brotado hoy dos brazos derechos,
hay uno que es asceta, se persigna ante Dios,
el otro infiel pagano que comparte mi techo,
hereje, blasfemante, impío pecador.

Si al menos permitiera esta batalla mía,
un momento tranquilo de tregua entre los dos,
al fin escribiría el final de este verso
para tener de nuevo en paz el corazón.

¡Qué poco pido hoy!


Christian Schloe.