Como esposo con flores perfumadas de engaño,
con tu paso felino como gato encerrado,
la mentira en cuclillas, ni piadosa ni blanca
y el temblor de tus manos delatando al pecado.-
No miraron tus ojos ni de frente o costado
a mis ojos tranquilos sin sabor a quemado
de las naves que esperan la venganza tardía
que entre mi sangre fría, tú lo habrías notado.-
Y los días siguientes no parecen distintos,
no pedí explicaciones ni perdones escritos,
sólo tengo promesas con palabras al viento,
aunque graves o agudas, han perdido el sentido.-
Con un hierro candente has grabado en mi alma
tu actitud traicionera tan mal disimulada,
qué feliz estaría si cerrando mis ojos,
mi corazón pudiera no enterarse de nada.-
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