A veces en secreto
las lágrimas explotan,
se encienden los recuerdos
y duelen sin parar.
Otras veces la calma
nos deja aletargados
pero cuando reímos
la culpa siempre está.
Oh locas emociones
que cambian de colores,
caramelos amargos,
flores sin perfumar.
Los grises se agigantan
las sombras oscurecen
las noches me enloquecen
con tanta oscuridad.
A veces en secreto
golpeas mi ventana
y tiñes con matices
de rosa mis mañanas.
El pulso se hace firme
me vuelven las sonrisas
porque fuimos felices
no lo puedo negar.
Oh locas sensaciones
vuelan en mi cabeza
de alegría y tristeza
de miel y algo de sal.
Los colores se agitan
los brillos aparecen
caballito celeste
memoria de cristal.
¡Que bello Ali! Abrazo gigante.
ResponderEliminarGracias dobles, Flor. Me encantó compartir contigo este poema tan significativo para mí.
ResponderEliminarEn realidad estaba escribiendo algo sobre MI CABALLITO DE CRISTAL que era así:
“...Y cada vez que entraba al pequeño comercio, mi madre no podía hacerme regresar,me pasaba las horas pegada a la vidriera y en mi mente soñaba con verlo galopar.
Era azul como todas las cosas de mi infancia y si así no lo fuera, no sería real, tenía una melena brillante y cristalina y unos ojitos negros que no podré olvidar.
Un día de verano soplé cuatro velitas, vinieron los abuelos, los tíos y demás pero mamá me trajo una caja celeste y ya antes de abrirla me había puesto a llorar.”
Pero los recuerdos son así, se amontonan y llegan sin orden ninguno.
Un beso grande, Flor.