Si me vieras ahora que pasaron los años
he ganado unos kilos, me amigué con las canas,
he pasado por alto arrugas de mi cara
y lo que antes dolía, hoy ya no importa nada.
Si me vieras ahora caminando en penumbras
por la casa vacía en plena madrugada
buscando los reflejos de una luna amarilla
y aventando muy lejos el temor a fantasmas.
Si me vieras ahora tranquila, reposada
mirando tu retrato sin derramar más lágrimas
con la calma bendita, con la paz en el alma
y la enorme certeza de saber que me amabas.
y golpean mi mente tus postreras palabras:
“siempre estaré contigo no importa a dónde vaya’’
y explota un sentimiento de madurez serena
que se ensancha en mi pecho y me quita las penas.
Si me vieras ahora que pasaron los años
y vieras lo que veo al mirar el espejo,
seguro entenderías por qué casi no extraño
si te llevo tan cerca como al mismo reflejo.
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