Por la pequeña mirilla,
en secreto,
un ojo curioso,
las manos inquietas,
la frente sudorosa
y la respiración entrecortada.
Pero más allá de ese anónimo mundo,
tras la puerta...,
nada.
Abierta,
expuesta,
explícita y palpable,
la idea se pavonea
con su aire exhibicionista.
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