Mis brazos de bahía, mis besos de agua mansa,
claros de luna llena detrás de una mirada,
cielo de mil tormentas, mi voz una ensenada
y tú como una tromba que me inunda y me traga.
Si apenas un segundo encallas en mi playa
y apagas tus motores resolviendo echar anclas,
yo calmaré los vientos que antes te empujaran,
aquietaré tus remos, endulzaré tus aguas,
te abrigaré en mi muelle, te ofreceré mi calma
pero en mi puerto nunca se anudarán amarras.
Te daré mil palomas arrullando ventanas,
un café perfumado con azahar de naranjas,
mi sendero de arena que llega hasta la playa
donde algunas sirenas se ven por las mañanas.
Te ofrezco mis canciones, te presto mi guitarra,
mi coro de gaviotas y notas emplumadas.
Te mostraré mis sueños recién espabilada
Te contaré en secreto todas mis esperanzas.
Si tras el horizonte te tientan otras playas
y las olas te buscan y te enredan las algas,
no te sientas varado masticando resacas
y aprovecha del viento y las mareas altas.
Llévate las estrellas y que guíen tu marcha,
llévate el arcoiris, llévate la esperanza
deja sólo una estela dibujada en el agua
por si zarpar quisiera detrás de tu barcaza...
pero es tarde en el río y en tierra firme mi alma
ya no quiere derivas ni lidiar con piratas
Yo te ofrezco el tesoro de tardes en mi casa
horizontes de leña ardiendo entre las brasas,
mil charlas inconclusas, historias inventadas,
ceñirme a tu cintura en largas caminatas.
Quererte con locura, darte una serenata
te ofrezco el mundo entero navegando en mi almohada.
pero en mi puerto nunca podrás atar amarras.
Me encantó!Besos Alicia.
ResponderEliminarMe alegra que te guste. Muchas gracias, Selva.
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