No hay desastre natural cuando me miras,
los incendios los apagas con tus besos
los aludes paralizan, no hay volcanes en proceso,
incluso los marermotos tranquilizan.
Las estrellas se refugian en mi almohada
los grillos hoy no improvisan y se callan
el candil de las luciérnagas se apaga
y el molino decide hacer una pausa.
No hay diluvios, no hay aguaceros de plata
no hay tornados, ni tifones ni avalanchas
ya no quedan nubes grises cuando me hablas
tu voz parece frenar las marejadas.
La niebla que me circunda desvanece,
si te acercas y me murmuras al alba
tu mano sobre mi mano me protege,
y todo mi cataclismo torna en calma.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario