A veces me golpean los diarios, las noticias, las amargas verdades hieren como un puñal,
las miserias del mundo, las locas vanidades, las palabras que vuelan así como al azar.
Hay veces que parece que ya no habrá remedio, que todo es rabia y lucha, deseos de matar,
que se mueren los buenos que nunca han hecho daño y parten para siempre la justicia y la paz.
Yo siento que desprenden mi piel de veinte años,que roban mi inocencia y el candor ya no está,
la esperanza se aburre flotando en los floreros que sedientos se secan cansados de esperar.
La ilusión en hilachas es viento en el incendio, la ven como enemiga, no se debe aumentar,
si existen soluciones las tiran a un abismo para que nadie sepa que hay otra realidad.
Nos comen las ideas, nos borran las sonrisas, que nadie vuele alto ni se atreva a soñar
porque la mugre es limpia, lo malo es culpa nuestra y algunos tan ingenuos lo creen de verdad.
¿Y los niños?
Esos pobres idiotas que repiten un cuento donde la realidad ha quedado tan lejos de los libros de historia, repiten de memoria lo que dice un papá que recién a esta altura de la vida madura viaja por toda Europa buscando al exiliado muy bien remunerado que encontró un buen trabajo pero lejos de acá.
Así cambian las cosas los que ayer se quejaban hoy la pasan genial y miran por un tubo sin pensar un minuto que la lucha de otrora en la basura está.
Y dan mil argumentos, se defienden, se atajan, se creen su propia farsa, no quieren razonar
que todo lo que antes usaban de bandera, de irónica manera cambiaron de pensar.
Es lógico, lo entiendo, sienten que lo merecen y deben disfrutar,
pero no se dan cuenta lo caro que han pagado, el amor está lejos y nunca volverá.
A veces me golpean los diarios, las noticias, las guerras más lejanas, el hambre aquí nomás
y ojalá que muy pronto nos demos cuenta juntos que nada ha cambiado, que todo sigue igual.
La vida es como un trompo que se cae de costado, son otros los que juegan, otros lo hacen girar.
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