Plumero del campo
de verdor oscuro,
cubro con mi manto
mis frutos maduros
Manzana genial,
de pérfido aroma,
de sabor letal,
mírame y no comas.
Soy duende de un mundo
que tú no percibes
aunque si me vieras,
en pocos segundos
haré que me olvides.
Porque llevo un niño
pequeño en mi vientre
que llora en los brazos
que le son ajenos,
busco los rincones
oscuros del bosque
para que no hallen
lo que yo poseo.
Mandarín chinesco,
magias y misterios,
yo sólo te ofrezco
efluvios etéreos.
Tranquilizo el alma
de los afligidos,
protejo las casas
ante el enemigo,
pero si me quitas
lo que yo más quiero
sentirás un grito,
un llanto, un quejido
y de todos males
serás heredero.
Ya llegó la hora,
suenan las campanas
bellas e inocentes
que da la Mandrágora.
1993
Permiso... lo voy a compartir. Beso grande
ResponderEliminarNi pidas permiso, al contrario llevate todo, jajaja. Muchas gracias por compartir, Selva!
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