Mi pequeño pajarito, por qué vuelas y te vas?
Si yo te traigo semillas y unas florcitas de azahar?
Yo te veo en mi ventana y cuando salgo a jugar
tú te escondes en las ramas del azul Jacarandá.
Te confundes con el cielo, te confundes con el mar,
y al seguir tu raudo vuelo, yo percibo libertad,
mi pequeño pajarito nunca dejes de volar,
búscame por las mañanas, yo te ofrezco mi amistad.
Te mostraré los almendros, los cerezos, los butiás
y probaremos las frutas del dulce maracuyá,
las pitangas más sabrosas, las uvitas del parral,
conocerás mariposas y hasta a un gordo mangangá.
En las noches de verano dormirás aquí o allá
y las estrellas del cielo siempre te van a alumbrar
pero si buscas amparo, refugio y comodidad
yo dejaré mi ventana abierta de par en par.
Hoy te encuentro, pajarito, a mi lado al despertar,
acurrucado en mi almohada, tan frágil como un cristal
y me levanto despacio a bien de no incomodar
pero tú ya estás saltando y con ganas de volar.
*
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