Mi perra está sensible. Se la pasa a mi lado pidiéndome cariño.
Esta tarde el calor la tuvo acobardada y todas sus hormonas la
tienen alterada.
No bien llegó la noche me la llevé a la rambla y nos sentamos juntas
para mirar el cielo. La abracé tiernamente y le dije en secreto:
aullémosle a la luna como lobas en celo.
Y me quedó mirando torciendo su cabeza como si pretendiera
entenderme el idioma.
De pronto dobló el cuello, levantó su cabeza y un sonido muy dulce surgió desde su pecho y me quedé en silencio apreciando su esfuerzo con la emoción de haber
recibido un concierto.
Tranquilas de regreso caminamos muy juntas, somos alfa y omega con el alma de fiesta, somos dos, somos una de una misma manada, volviendo para casa.
La noche está más fresca