VIEJO MINERO

El fiel de la balanza cesó su vaivén justo en el medio
y el hombre sentenció:
“cincuenta dólares, ni más ni menos”.-
Para mí, que hacía días que venía sopesando su pureza y su brillo,
fue como un golpazo en medio de la frente, pero reaccioné al segundo ofreciéndole mi más amplia y desdentada sonrisa.-
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Si bien yo había soñado mil veces mi entelequia,
reconocí muy justo el precio al que llegó.-
Sucede que quien compra una pepita de oro
no sabe del trabajo que ésta me costó.-

Hace cuarenta años que estoy golpeando piedras,
metido en una cueva, casi sin ver el sol;
he hallado las gemas más bellas de la tierra
de todos los colores que ha inventado Dios.-

A cambio yo he perdido amores y familia
y las comodidades de ayer, hoy sólo son
mi cabaña de troncos, un vino, mi guitarra,
la caña con que pesco algún que otro salmón.-

La soledad que dicen habita en la montaña,
un día de ventisca en mí se refugió,
y desde ese momento me hace compañía
y a veces me pregunta por qué la quiero yo.-

Así sin darme cuenta, han pasado los años,
acercándome al pueblo alguna que otra vez
para vender tesoros que siempre van conmigo,
tal vez una princesa los lucirá después.-