Regálame el coraje que no tengo,
el desparpajo de mis veinte años
para salir a la carrera librándome
del yugo del ocaso.-
Confiéreme del mimbre la apariencia
para que, virtualmente, yo me tuerza
como la más enhiesta ola de los mares
azules y violentos.-
Y que la fuerza misma de un tornado
me baile en las caderas
y que un volcán ardiéndome por dentro,
consuma mi alma entera.-
Ayúdame a salirme de mi cauce,
a galopar sin freno, desbocada
para llegar al sol y derretirme
o quedar en la sombra, aniquilada.-
Pero aceptar mi quieta desventura...,
sálvame por Dios, si es que te apiadas,
que he de morir contando las estrellas
y no bajo este techo que me espanta.-
Precioso poema, amiga Alicia. Buenos días. Me siento feliz de reencontarte por acá otra vez. Ha sido una agradabilísima sorpresa ver tu link en mí blok y me he venido rápido a saludarte. Espero tenerte por aquí ahora más a menudo, amiga mía. Tus poemas me encantan. Te mando un gran abrazo y con el todo mí cariño.
ResponderEliminarGracias por tu visita.- He regresado después de varios meses y te aseguro que tu comentario ha sido una bienvenida super alentadora.- Un cariño enorme para ti y prometo reanudar mis lecturas.- Te quiere, Alicia.-
ResponderEliminar