Tengo mis venas llenas de ceibales
que prenden sus raíces por Durazno
y busco tras las pampas las señales
de aquél con un copihue entre las manos.
Tiembla hermano, mi corazón de miedo
y de rabia maldigo al universo,
a esconderme entre mantas yo me atrevo
para dormir, mas dejo un ojo abierto.
Yo advierto al espectro encadenado
que cuelga desde el techo, que me espanta,
así como se mira al condenado
que sentencian a muerte en una plaza.
En cambio tú, Pacífico espejismo
que en aguas heladas te rebelas,
ignoras que hay un Niño en los abismos
que ferozmente juega a la rayuela.
Es la falla crujiente que me aterra
tan rugosa y helada como muerta,
que se tira a dormir sobre la tierra
en ancestral y vieja Cordillera.
El agua se hizo alud sobre araucanos
y la tierra tembló bajo la nieve,
Mendoza replicó llorando en vano
y un cairel de mi araña que se mueve.
que prenden sus raíces por Durazno
y busco tras las pampas las señales
de aquél con un copihue entre las manos.
Tiembla hermano, mi corazón de miedo
y de rabia maldigo al universo,
a esconderme entre mantas yo me atrevo
para dormir, mas dejo un ojo abierto.
Yo advierto al espectro encadenado
que cuelga desde el techo, que me espanta,
así como se mira al condenado
que sentencian a muerte en una plaza.
En cambio tú, Pacífico espejismo
que en aguas heladas te rebelas,
ignoras que hay un Niño en los abismos
que ferozmente juega a la rayuela.
Es la falla crujiente que me aterra
tan rugosa y helada como muerta,
que se tira a dormir sobre la tierra
en ancestral y vieja Cordillera.
El agua se hizo alud sobre araucanos
y la tierra tembló bajo la nieve,
Mendoza replicó llorando en vano
y un cairel de mi araña que se mueve.
Impresionante!
ResponderEliminarGracias Selva.
ResponderEliminar