Allá en el potrero viejo donde anidan
la tapera y algún cardo,
allá, en la loma cristalina de rocío,
allá murió un caballo manso.-
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Le corría lo criollo por las venas,
fue domado de muy joven, casi potro
pero nunca le tusaron la melena
por negarse cabeceando como un loco.-
Al principio era diestro en correrías,
hizo alarde de revuelcos deshonrosos
y a medida que las fuerzas le crecían,
se hizo astuto, elegante y bien lustroso.-
Si lo vieran que conoce entre las sombras
los ladridos de los perros traicioneros
y me avisa con sus relinchos insomnes
que es seguro que hay un zorro entre corderos.-
Es así, es pastor y es compañero,
es rebelde, retobao, casi mañero
y otras veces se me acerca despacito
y me busca una caricia y un apero.-
Y nos vamos cabalgando al horizonte,
compartiendo los silencios y las sierras,
si la noche nos sorprende, hacemos monte
y otras veces nos cubrimos con estrellas.-
Si supieran lo que siento por mi bayo
y que a nadie le permito cabalgarlo,
él es mío al galope, al trote, al paso,
él es mío, no lo vendo ni lo cambio.-
Ahora viejo se entretiene en la pradera
entre verdes carquejales y algún cardo,
allá donde persiste una tapera,
allá muere mi caballo manso.-
Helen Cottle
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